Castigo
eterno, ojos sin vida,
tacto sin
piel, espacio
perenne
de sueños, vacío.
Qué
triste la expresión
de las
muñecas, espalda
a la
pared, inerte.
La
orfandad de los mares y el llanto,
la raíz
de los sauces, podrida.
Y la
noche acuna al juguete sin niño,
se perdió
en la magia del espejo dormido,
quedó sin
reflejo, partido.
La negra
perspectiva de las luces,
El júbilo
pendiente de las bocas,
la luz en
las pupilas cercenada.
Los
abrazos caídos de la ausencia
quedaron
sin rumbo, perdidos.
¡Qué
triste un juguete sin niño!!
© Rafi Guerra
&
©Jesús Sahuquillo Amoraga
Derechos registrados de autor.
Muy bueno Rafi!!!
ResponderEliminarGracias Pepa, un abrazo.
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