En el
sentir de una caracola
o en la
cúspide de un deseo
en la
marchita hoja
deshojada
de un te quiero.
Los
pájaros se fueron de la cabeza
a volar
junto a los besos.
En el
café de la calle Desamor
bebí el
café largo
sin
azúcar y sin tiempo,
el tiempo
parado
de los
cafés amargos.
En mi
mano dibujado
el
contorno de tu boca,
como si
saliera de ella,
me miras,
me miras
de cerca
y quiero
navegar
por las
islas de tu océano,
por las
llagas de tu mar,
y sanar,
sanar tus
ojos de cielo
y
absorber tu aliento
de color
ultramar en mi pelo,
morir y
vivir de nuevo.
En las
noches de insomnio
mastico
el aire
para no
atragantar.
En el
penúltimo capítulo de mi vida
bebo a
sorbos delicados.
A lo
lejos se oye un acordeón.
©Rafi Guerra
Derechos registrados de autor.
Muy bueno!!!
ResponderEliminarGracias Pepa, un abrazo.
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