Un rayo
de luz desciende
por el
pelo rizado de las nubes.
Me puse a
mirar tus ojos
y lo
comprendí todo,
el
reflejo, el descenso,
tu
mirada.
Tu mirada
de espejo,
de poema
que oscila en la noche
obstinado
en dejarte adivinar,
pero no
apareces
y la
madera se pudre crujiendo,
y la mar,
y los ríos,
y los
bosques...
Y los
perfumes del cielo
que aún no
conozco van pasando
como
pasan las horas una tras otra
desnudando
el alma tras las brasas,
batiendo
mis alas en la eternidad de un pálpito.
Corazón
enamorado, amante del amor,
te
quedaste solo en la extensión de la tierra,
y
cantabas,
tenías
razón al cantar
incubando
a la noche en tus brazos,
agotada
de soñar.
Y es que
uno no sabe nunca
cuándo
volverá a respirar.
© Rafi Guerra
Derechos registrados de autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario