Escribir,
pero
escribir para quién, o para qué,
para ti,
para mí, qué más da.
A un
sentimiento, a un dolor,
¿A qué le
escribes, poeta?
Al alba,
al sin sabor,
a la
triste madrugada
o a un
silencio que no hay forma
de
hacerlo callar.
Escribo y
me gusta escribir,
no lo
puedo negar,
versos
que escapan
furtivamente
de mis dedos,
me hacen
temblar cada vez
que el
alma sale de mi boca
a golpes
de latido,
vómito de
palabras,
chirriar
de dientes,
crujir de
huesos, escalofrío,
aire de
nostalgia en el sentir.
La noche
se aproxima
y el
mensaje se aclara
entre su
melena canosa
dejando
escuchar sus lamentos
para que
el poeta escriba
a la
primera estrella
que se
deje seducir,
o rasgue
o arañe
haciendo
a las palabras cómplices
de una
prolongación de su yo.
Tal vez
el poeta sólo escriba para él
y viva en
un mundo hermético o paralelo,
un viaje
a través del tiempo
que pasa
por sus ojos
haciendo
parada obligada
ante un
océano que resplandece
como una
hoguera funeraria,
pintando
el reflejo de la luna
entre los
cantos apasionados
de las
tinieblas.
A la
salida del mar,
un coro
de astutos lobos,
pero no
importa,
a él le
da lo mismo,
sólo vino
a contemplar a la noche
como
viajero incondicional
de los
secretos inconfesables
de los
que no se atreven a viajar.
No soy
poeta,
¿O soy
poeta sin serlo?
Sólo sé
que me estremezco
cuando
escucho hablar a la poesía.
© Rafi
Guerra
Derechos registrados de autor.
Entre los sueños
ResponderEliminarmuestran su gratitud,
el verso viene.
Al escritor revela
lo que late por dentro.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario, que tengas un buen día.
ResponderEliminarPoeta eres toda tu!!!
ResponderEliminarGracias Pepa, besos.
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