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miércoles, 19 de agosto de 2015

“¿A QUÉ LE ESCRIBES, POETA?




Escribir,
pero escribir para quién, o para qué,
para ti, para mí, qué más da.
A un sentimiento, a un dolor,
¿A qué le escribes, poeta?
Al alba, al sin sabor,
a la triste madrugada
o a un silencio que no hay forma
de hacerlo callar.

Escribo y me gusta escribir,
no lo puedo negar,
versos que escapan
furtivamente de mis dedos,
me hacen temblar cada vez
que el alma sale de mi boca
a golpes de latido,
vómito de palabras,
chirriar de dientes,
crujir de huesos, escalofrío,
aire de nostalgia en el sentir.

La noche se aproxima
y el mensaje se aclara
entre su melena canosa
dejando escuchar sus lamentos
para que el poeta escriba
a la primera estrella
que se deje seducir,
o rasgue o arañe
haciendo a las palabras cómplices
de una prolongación de su yo.

Tal vez el poeta sólo escriba para él
y viva en un mundo hermético o paralelo,
un viaje a través del tiempo
que pasa por sus ojos
haciendo parada obligada
ante un océano que resplandece
como una hoguera funeraria,
pintando el reflejo de la luna
entre los cantos apasionados
de las tinieblas.

A la salida del mar,
un coro de astutos lobos,
pero no importa,
a él le da lo mismo,
sólo vino a contemplar a la noche
como viajero incondicional
de los secretos inconfesables
de los que no se atreven a viajar.

No soy poeta,
¿O soy poeta sin serlo?
Sólo sé que me estremezco
cuando escucho hablar a la poesía.

© Rafi Guerra
Derechos registrados de autor.

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