Aprendí a volar,
poquito a poco,
despacio,
muy despacio.
Y sentir a la poesía
incomprendida,
que camina lento,
sobre la cuerda
de una guitarra.
En cada amanecer,
siento el pálpito del poeta,
el pálpito de su aliento.
Y vuelo,
poquito a poco,
despacio,
muy despacio,
sobre los labios pintados de rojo
de una poesía dormida,
sobre el último destello
de una luna de fuego.
Salpicada de ti,
de tu aliento.
Llevo el alma en los dedos,
por ti,
por mí,
por el momento de vivir,
para realizar un sueño,
el tuyo,
el mío,
y vuelo...
Entre versos de amor
de un poema viajero,
que sintió,
como se siente a la poesía
que camina lento,
por la cuerda incomprendida
de una guitarra.
Y aprendí a volar,
con alas de luna,
pero luna de fuego.
© Rafi Guerra
Derechos registrados de autor.
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