Te soñé, sentado,
en el ínfimo retazo de un rayo de sol
(tratando de buscar respuestas)
de una luz cegadora, asesina de sueños.
Asistí al suicidio colectivo
de diferentes partes de un cuerpo,
perdido en el mar de los sueños.
Soñar, nada vulgar,
estar, sólo eso, estar,
o llegar, desde otro lado,
y traerte a la noche
si te encuentras cansado.
Con los ojos abiertos,
o cerrados, pero soñar,
y arrancar tus pies de hielo, de tu mar,
de tu pañuelo blanco, de blancura imperfecta.
He amado, lo sé,
amé, a los nudos de los espejos,
a la ventana abierta y cerrada.
Amé, al invierno frío y seco,
muerta de miedo, pero amé.
Amé a la paciencia de tus manos,
a la piedra que ansiaba ser torre,
la amé, de arriba a abajo,
sin medir las consecuencias, la amé.
Amé, a cualquier cosa que pueda existir,
porque jamás es la misma cosa.
Amé, al talle del reloj de arena,
desvanecido en un deseo que no pudo encontrar.
Y despues de amar,
como nunca antes amé,
quiero encerrarme definitivamente
en mi pensamiento
para vivir la apariencia real de mis sueños,
junto a un vaso de licor.
© Rafi Guerra
Derechos registrados de autor. #poesía
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