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martes, 29 de diciembre de 2015

“APRENDÍ A VOLAR”




Aprendí a volar, 
poquito a poco, 
despacio, 

muy despacio.



Y sentir a la poesía 
incomprendida, 
que camina lento, 
sobre la cuerda 
de una guitarra.


En cada amanecer, 
siento el pálpito del poeta, 
el pálpito de su aliento.


Y vuelo, 
poquito a poco, 
despacio, 
muy despacio, 
sobre los labios pintados de rojo 
de una poesía dormida, 
sobre el último destello 
de una luna de fuego.


Salpicada de ti, 
de tu aliento. 
Llevo el alma en los dedos, 
por ti, 
por mí, 
por el momento de vivir, 
para realizar un sueño, 
el tuyo, 
el mío, 
y vuelo...


Entre versos de amor 
de un poema viajero, 
que sintió, 
como se siente a la poesía 
que camina lento, 
por la cuerda incomprendida 
de una guitarra.


Y aprendí a volar, 
con alas de luna, 
pero luna de fuego.


© Rafi Guerra
Derechos registrados de autor.

viernes, 18 de diciembre de 2015

“TERRA, POETRY, POET” (Tierra, poeta, poesía)


No somos, ni jamás fuimos cuerdos,
más bien locos conectados al tiempo.
Poema,
verso,
poeta.

Goteo nocturno, incesante,
en las grietas del hombre.

Eterno,
inmortal,
moribundo,
requiebro del alma,
objeto de muerte.

La poesía es la bala
que asesina al mundo,
enfermo de odio,
de salivas infestas
del hedor humano.

Despiadado el poeta
que despelleja al sueño,
y queda libre de la angustia del sueño.

Escribe, poeta,
de todo lo que te viste,
que tus fantasmas muerdan el polvo
que te alimenta.

Haz que brille la Dama,
la única respuesta.

Derechos registrados de autor.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

“ABSENTHA”


Entre mis manos, mordidas,
las arterias de tus versos,
exaltando los sentidos, 
buscando en tu línea interior
la metáfora que me dé la razón.

El sabor de la victoria inunda mi boca.
No me aturden tus ojos de Artemisa,
entre los colores de los vidrios
que pueden rajar mis labios.

Soy el universo entero
dibujado entre las brumas,
desdoblada ante el espejo
de la soledad y el miedo.

Yo te tomo, Absentha,
te hago el amor desde mi piel sangrante,
más animal que humana.
Y te poseo, en las cuatro vertientes
de tu hiel amarga.

Busco tus ojos que acaban de llorar,
sobre el río verde que baña tus grietas,
esmeralda amarga, de amargo sabor,
me entrego a tus brazos,
que alivien mi dolor.

Me matas de amor si no me besas,
me muero de sed si no me bebes,
entre hada y demonio me amaneces.

Señores, la hora del Ajenjo está servida.

Que las moscas sobrevuelen mi cadáver.

© Rafi Guerra
Derechos registrados de autor