De Antonio José Royuela
Jamás escribí una crítica, aunque sé de sobra que todas son
buenas, aunque no lo parezca, siempre son constructivas y terminamos
aprendiendo de ellas por muy malas que sean.
Tengo ante mí, una obra por la que aposté, aún sin tener idea
de lo que podía encontrar dentro, llamémosle intuición, o lo que cada uno crea
conveniente, pero aposté firmemente por ella.
No te conocía ni a ti, ni a tus letras, no tuve el placer de
una presentación, aunque no hizo falta, sólo se pusieron ante mí abriendo un
mundo diferente, una forma de expresión en la que me he sentido muy cómoda por
su gran claridad y calidad.
Me he paseado por tus Zonas, bebiendo a tragos cada metáfora,
cada verso, y terminé por engullir de golpe cada poema escrito sobre el papel
de la protesta por un mundo equivocado de rumbo al que lanzas tus letras en
forma de cóctel que estalla contra la memoria.
He sentido tu pulso, desvaneciéndose en cada esquina, he
sentido al hombre, al adivinador de sueños, al poeta...
He sentido tu respiración, cada vez que leía un poema.
He sentido vibrar a la poesía enredada en tus letras, como
crecía, lloraba, gritaba, ansiando ser leída por el mundo, buscando el lugar
que le corresponde.
He conocido tus letras, me han hecho volar...ahora sólo me
queda, conocer al poeta.
Rafi Guerra
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