El tiempo,
se va comiendo a
la vida,
mi labio, derrama
el odio
incurable de las
vanidades.
Las soledades
bebidas
tienen el sabor
de la melancolía.
Extenuada, tras
un telón de remordimientos,
ya nada me turba
en la tierra estéril
de un sueño sin
tormento.
Sola, en el sueño
oscuro del ataúd de tu alma
vagando como fantasmas
entre la niebla.
Mis palabras
delirantes,
tratan de llenar
el vacío con mis versos
junto a rimas
mortificadoras.
Ya no escucho tu
voz,
las rosas se
secan en mis manos.
Rosas secas y
marchitas a la luz de una triste luna.
Sólo dejaré un
suspiro.
No fui más que
una sombra en la oscuridad.
© Rafi Guerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario