Dejé de pintar relojes agotados de segundos,
relojes sin tiempo, rebosantes de dudas,
de sentimientos ahorcados en sus agujas.
Desnuda- casi desnuda-la noche baila.
Versos desde el fondo violento de las miserias.
Mis vertebras, secas de alas.
Secas las rosas que volaban al mar,
secos los brazos cerrados sin abrazos,
seca y vacía de poesía.
Y mis ropas, aún perfumadas de tu olor, desangran
mariposas.
Sembrado en el valle de los huesos, hoy duerme mi amor,
mi poeta maldito.
Lloré, sólo lloré una lágrima de hielo sobre la dulzura de mi
martirio.
© Rafi Guerra
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