No somos,
ni jamás fuimos cuerdos.
Más bien
locos conectados al tiempo.
Poema,
verso,
poeta.
Goteo
nocturno incesante,
en las
grietas del hombre.
Eterno,
inmortal,
moribundo,
requiebro
del alma,
objeto de
muerte.
La poesía
es la bala
que
asesina al mundo,
enfermo
de odio,
de
salivas infestas
del hedor
humano.
Despiadado
el poeta
que
despelleja al sueño,
y queda
libre de la angustia
del
sueño.
Escribe,
poeta,
de todo
lo que te viste,
que tus
fantasmas muerdan el polvo
que te
alimenta.
Haz que
brille la Dama,
la única
respuesta.
© Rafi
Guerra
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